domingo, 24 de octubre de 2010

LA INTEGRIDAD Y EL ÉXITO


• “Quien pierde su integridad y su honradez lo ha perdido todo”
Se dice que cierto día salieron a pasear juntas la Ciencia, la Fortuna, la Resignación y la Integridad. Mientras caminaban dijo la Ciencia:
-Amigas mías, pudiera darse el caso de que nos separáramos unas de otras y seria bueno determinar un lugar donde pudiéramos encontrarnos de nuevo. A mi, me podrán encontrar en la biblioteca del Dr. X, a quien siempre acompaño, como ustedes saben.
-En cuanto a mi- Expresó la Fortuna- me hallaran en casa de ese millonario cuyo palacio está en el centro de la ciudad.
La Resignación por su parte dijo:
-A mi me podrán encontrar en la pobre y triste choza de aquel buen anciano a quien con tanta frecuencia veo y que tanto ha sufrido en la vida.
Como la Integridad permanecía callada, sus compañeras le preguntaron:
-Y a ti, ¿dónde te encontraremos?
La Integridad, bajando la cabeza con tristeza, respondió:
-A mí, quien una vez me pierde, jamás vuelve a encontrarme.
¿Qué es la integridad? La palabra “integridad” implica rectitud, bondad, honradez, intachabilidad; alguien en quien se puede confiar; sin mezcla extraña; lo que dice significa eso: lo que dijo; cuando hace una promesa tiene la intención de cumplirla. Es un valor muy preciado, que todos debemos cultivar.
Dice el sabio Salomón: “El que nada debe, nada teme; el que mal anda, mal acaba” (Proverbios 10:9)
Recuerda estimado joven y amigo que nos haces el favor de leernos, la verdadera integridad se basa necesariamente en los principios de bien y moral establecidos por el creador mismo. No aceptes sustitutos, por buenos que parezcan. Pregúntate: ¿Qué espera Dios de mí? ¿Acaso el creador ha proporcionado al hombre algo que pueda ser considerada como norma de integridad? Cuando te hagas esa pregunta, contéstate tu mismo: LA BIBLIA Y LOS DIEZ MANDAMIENTOS son la norma que debe regir nuestras vidas.
El Salmista David expresa: “El mandato del Señor es fiel, porque hace sabio al hombre sencillo. Los preceptos del Señor son justos, porque traen alegría al corazón. El mandamiento del Señor es puro y llena los ojos de luz” (Salmo 19:7,8)
“Si tratas de ceñir tu vida a los principios establecidos en los Diez mandamientos, veras como, poco a poco, la pureza y la perfección de esas leyes irán llenando tu vida hasta que tu carácter se halle modelado de acuerdo con sus principios”.
Estimado lector, lograr el éxito siendo integro no es difícil. Solamente es tener la disposición de dejarte guiar por Dios, a través de las sagradas escrituras. De esa manera, lograrás el verdadero éxito, no como el mundo lo enseña; sino como debe ser: conforme a los principios que rigen la ley de gravitación universal.
Nada hay, estimado joven que pague más altos dividendos que la integridad. Pon u confianza en Aquel que puede darte la única ayuda que verdaderamente vale; marcha por su camino, respetándolo siempre y respetándote también a ti mismo.
Agradecemos sus comentarios: duranjavier_@hotmail.com

domingo, 17 de octubre de 2010

ANA: EL VALOR DE UNA MADRE CRISTIANA


• “Si la madre no cumple su deber de instruir, guiar y refrenar a sus hijos, estos aceptarán naturalmente lo malo y se apartarán de lo bueno”.
La reflexión de esta semana se encuentra en el capitulo 1 del libro de I Samuel; donde encontramos la maravillosa historia de ANA, una mujer estéril agobiada por el peso de la presión social de la cultura en la cual le tocó vivir.
Según leemos en el versículo 5 de esta historia, Ana no tenía hijos. Y eso significaba dos cosas para la sociedad de aquellos tiempos:
1.- Ana estaba recibiendo una maldición de Dios por algo malo que había hecho, ya que esa era la creencia de aquellos tiempos (leer el libro de Job, capitulo 4, versículo 7 y 8);
2.- Que al no tener un hijo varón, implicaba inseguridad en la ancianidad.
Por lo que, desde el punto de vista social y dentro de la propia familia, el no tener hijos era sinónimo de afrenta y dolor. La burla para Ana eran frecuentes y más cuando leemos que su esposo Elcana tenía otra esposa de nombre Penina, con la cual si habría procreado hijos.
Penina se burlaba (vers. 6) de forma muy inhumana de la pobre Ana. La vida de Ana había llegado a ser muy amarga, pero en lugar de reaccionar de la forma en que cualquier ser humano lo haría, el texto bíblico nos dice lo siguiente: “Ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente (I Samuel 1: 10).
Cuando sentimos tribulación en nuestras almas por cualquier enfermedad, falta de empleo, problemas con nuestros familiares, ruptura matrimonial, etc. No hay una mejor opción que hacer lo mismo que ANA. Ir de rodillas ante el creador de todo el universo y derramar nuestras penas delante de Dios. Por eso la importancia de conocer el concepto de la ORACIÓN. Orar, es el acto de abrir el corazón a Dios como a un amigo.
La respuesta de Dios llegó y Ana pudo tener a su hijo: El profeta Samuel (versículo 20). Su oración había sido contestada. Ella le había prometido a Dios que si le daba un hijo, se lo entregaría para su servicio. Dios cumplió y Ana también. Después de que lo hubo destetado, lo llevó al templo para consagrarlo a Dios.
La recompensa de Ana por la fe y la confianza que depositó en Dios fue muy grande. El capitulo 2 y el versículo 21 del primer libro de Samuel menciona: “Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz a tres hijos y dos hijas”.
La fe mueve montañas y cualquier problema que tengamos, si confiamos en Dios y le derramamos nuestra alma como lo hizo Ana, puede resultar en un maravilloso milagro en nuestras vidas.
Estimado lector, Samuel fue un gran líder religioso gracias a la fe y fidelidad a Dios de su madre Ana. Por eso, es importante recordar que Dios toma cualquier cosa que le demos, la multiplica y le da dimensiones que nunca nos hubiéramos imaginado. Ana aprendió que los mayores tesoros están seguros cuando se los damos a Dios.
Para terminar y resultar la importancia que tienen las madres en la educación de sus hijos, permítanme compartir con ustedes esta gema que será de gran ayuda para cada uno de nosotros: “A toda madre se le confían oportunidades de valor inestimable e intereses infinitamente valiosos. El humilde conjunto de deberes que las mujeres han llegado a considerar como una tarea tediosa debiera ser mirado como una obra noble y grandiosa. La madre tiene el privilegio de beneficiar al mundo por su influencia, y al hacerlo impartirá gozo a su propio corazón.
El mundo reboza de influencias corruptoras. Las modas y las costumbres ejercen sobre los jóvenes una influencia poderosa. Si la madre no cumple su deber de instruir, guiar y refrenar a sus hijos, estos aceptarán naturalmente lo malo y se apartarán de lo bueno”.
Gracias por tus comentarios; duranjavier_@hotmail.com

domingo, 3 de octubre de 2010

EL VALOR DE LA FIDELIDAD


• “No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?
Últimamente, durante este sexenio se ha logrado cultivar muchos de los valores que los nayaritas hemos ido perdiendo con el secularismo religioso y el libertinaje que permiten los padres de familia, con tal de no hacerle tan complicada la vida a sus hijos.
Los padres, de forma por demás irresponsable han decidido jugar el papel de amigo, en lugar de cumplir con su obligación de padre.
Por eso, es importante recordar que antes que amigos, los padres deben desarrollar eficazmente su papel principal en esta película, que tendrá el fin que cada uno le quiera imprimir en el seno familiar.
Sin embargo, el valor de la fidelidad (que en su origen esta ligado a la lealtad), es de los pocos que hemos cultivado y de los que considero, es uno de los más valioso para la vida en sociedad.
Elena Gould Harmon de White, autora norteamericana de fama internacional, explica en uno de sus libros, la importancia de este valor universal en la actualidad; ella lo explica de esta manera: "La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren, hombres que sean sinceros y honrados en los más intimo de sus almas; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos" Elena W. de White. (Libro la Educación pág. 57)
Esta palabra, a las que muy pocos le damos su verdadera dimensión, esa compuesta por los siguientes elementos:
Confiabilidad: Esto significa que se puede contar contigo. ¿Cuándo fue la última vez que alguien te falló? ¿Recuerdas cómo te hizo sentir eso? ¿Qué dice acerca de tu carácter si no eres confiable?
Honestidad: La honestidad es veracidad. Significa que nos vas a mentir, hacer trampas o robar. La honestidad es una piedra fundamental en la construcción de un carácter sólido, y debería manifestarse cada día en nuestra vida.
Integridad: La integridad es como un código de honor. Si tienes integridad, tienes ciertos valores y creencias por los cuales vives. También significa que respetas los valores y creencias de otros. La integridad es también una de las piedras en la construcción del carácter.
Lealtad: Lealtad es fidelidad. Significa estar junto a alguien aun cuando las circunstancias sean difíciles. Lealtad es una parte importante de la amistad. Pero ¿incluye la lealtad hacer algo malo por un amigo? ¿Tiene límites la lealtad? ¿Cómo podría una persona llevar demasiado lejos una cosa buena, como la lealtad?
Creo fervientemente, que los padres podemos hacer mucho para formar un buen carácter en nuestro hijos. Debemos hacer la parte que nos toca en el ámbito familiar en la educación de nuestros hijos. Debemos pasar más tiempo con ellos, leer buenos libros juntos. Hablarles de este tipo de valores que la televisión, el internet, la radio, etc.; nos han quitado con la programación que tienen alejada a la moral y a las buenas costumbres.
Para terminar con este importante mensaje, déjame te invito a leer la historia de José. En el libro de Génesis, capitulo 39 encontramos la muestra de cómo se debe actuar ante las tentaciones que encontraremos en nuestros caminos para romper los lazos de fidelidad y lealtad que debemos preservar para siempre. Fieles a nuestra esposa, a nuestras familias, a los hijos, a los gobernados y lo más importante: fieles a Dios.
José tenía en sus manos la posibilidad de cometer adulterio con la esposa de Potifar, oficial de Faraón. Estaba la casa sola, los esclavos no tenían ninguna posibilidad de cruzar palabra con los patrones. La esposa de Potifar le rogaba a José que durmiera con ella. Relata los versículos 10, del capitulo 39 de Génesis: “Hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella”.
La razón de José la encontramos en la palabra FIDELIDAD Y LEALTAD A DIOS Y A POTIFAR. Lealtad que explica el texto del titulo de la columna: “No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿Cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?
¿Está usted dispuesto a ser fiel, aunque los cielos se caigan a pedazos?
Mi correo; duranjavier_@hotmail.com