domingo, 16 de enero de 2011

HOMBRES AMADORES DE SI MISMOS, AVAROS


• Las personas piensan que si tuvieran dinero serian más felices y no miden esfuerzos ni tiempo para conseguirlo
“Apego desordenado a las riquezas”, es como define el diccionario la avaricia y es un problema tan grave que incluso se menciona en la Biblia como una de las señales de los últimos tiempos: “En los postreros días… habrán hombres amadores de sí mismos, avaros” (2 Timoteo 3:2).
Dinero, ah dinero. “Poderoso caballero es don dinero”, reza el antiguo proverbio; y las personas, desde tiempos inmemoriales, se han entregado en cuerpo y alma a la búsqueda incansable de dinero.
Ha pasado el tiempo y la carrera desenfrenada en busca de dinero se ha transformado en la cultura de nuestros días. Por él se destruyen vidas, se corrompen conciencias y se derrocan gobiernos. Por su causa se aniquilan valores y se estropean principios. Las personas piensan que si tuvieran dinero serian más felices y no miden esfuerzos ni tiempo para conseguirlo.
El avaro vive sólo para juntar. No usa lo que gana. Pierde la noción de la realidad. Acumula riqueza que no le sirven, tiene miedo de gastar, de quedarse pobre; y en su alucinante búsqueda de seguridad se pierde en los meandros de la codicia y hasta la deshonestidad.
Lo quiere todo para sí. Nada es suficiente. No le importa nadie, a no ser su propia persona.
Es verdad que personas avaras siempre han existido. Sin embargo, nunca como hoy la riqueza estuvo concentrada en las manos de pocos y nunca, como en nuestros días, el capitalismo se volvió tan salvaje y voraz, al punto de llevar a mucha gente a un estado de extrema explotación. Miseria y desesperación.
"El deseo de acumular riqueza hace que el ser humano pierda el orden de los valores. Las cosas llegan a valer más que las personas. No se mide consecuencias. Simplemente se corre en pos del dinero, como sea. El rico quiere ser cada vez más rico. Miente, extorsiona, corrompe y es corrompido sin importarle los otros”. Esta clase de gente se encuentra en todos los campos de la actividad humana; en las empresas, en los gobierno y hasta en las iglesias.
Quien sufre es siempre el débil y desprotegido. Cada día tiene menos oportunidades, y más pobreza y miseria. Llega a no tener que comer. Y estimados amigos, lean con atención lo siguiente: “Una evidencia de que el regreso de Cristo está próximo es justamente la situación de exagerada riqueza para pocos y extrema pobreza para muchos”.
De acuerdo con el informe del Proyecto Hambre, de la ONU, cada segundo muere en el planeta una persona por causa del hambre. Lo dramático es que el 70% de estas victimas son niños menores de 5 años. Ellos nacen condenados a la muerte. La avaricia y el deseo de enriquecimiento de los que detentan el poder les niega la oportunidad de vivir.
La mayoría de las muertes por hambre se debe a la desnutrición crónica. Las familias, sencillamente, no consiguen alimento suficiente para la subsistencia. La FAO estima, que por lo menos, 820 millones de seres humanos sufren de hambre y desnutrición en el mundo.
La Biblia afirma que, en los últimos tiempos, el clamor de esa gente sufridora provocará conflictos sociales terribles entre el capital y el trabajo. El apóstol Santiago dice: “¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y platas están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros… habéis acumulado tesoros para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros”. (Santiago 5: 1-4). Un hombre explotado y sin Dios es un arma cargada. El tiempo apretará el gatillo. El hambre es el nido de la guerra en cualquier lugar del mundo.
Mi correo; duranjavier_@hotmail.com

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