viernes, 29 de abril de 2011

SIERVOS INÚTILES


• Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer.
El día de ayer tuve la oportunidad de platicar con un buen amigo, Marco Antonio Fletes Arjona, director del Instituto Nayarita de la Juventud (INJUVE).
La plática se desarrolló en torno al trabajo que se está realizando en esta dependencia del gobierno estatal a favor de la juventud nayarita y la falta de compromiso que a veces algunos servidores públicos manifiestan en el cumplimiento de sus obligaciones. De esa plática surgió el tema que desarrollaré en esta columna: SIERVOS NEGLIGENTES, le dije, eso es lo que son.
Le comenté que esta frase hace alusión a los que teniendo obligación de realizar algo, lo hacen, cumplen con su obligación. Pero son incapaces de hacer algo más, de dar un paso más. El abogado se quedó pensativo: ¿SIERVOS NEGLIGENTES?, repetía.
Entonces le hice referencia a una parábola: LA DEL SIERVO INÚTIL.
“¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: "Pasa al momento y ponte a la mesa?"
¿No le dirá más bien: "Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú?"
¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado?
De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer.
Hacer lo que es nuestra obligación no tiene en sí merito alguno. Llegar a la oficina y estar sentado ahí 7 horas comiéndote las uñas, es algo inmoral, es más, debería tipificarse como delito: robo. Sin embargo, este texto nos dice que inclusive, la persona que cumple con su obligación, es decir, con lo que se le dice debe hacer, es un siervo inútil.
Cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer.
Un ejemplo más le dije al originario del municipio de Santa María del Oro, si un padre llega después de varios días a su casa y le pide al hijo un vaso de agua; si este le lleva un vaso con agua solamente, es un siervo inútil. Un buen hijo, agarraría unos limones y los exprimiría en una jarra y le prepararía la limonada que tanto le gusta al padre. Eso haría un buen siervo, un buen hijo.
Un buen trabajador, no es aquel que se presenta todos los días 10 minutos antes de la hora de entrada y se va diez después de la hora de la salida. Es aquel que está dispuesto a hacer más de lo que son sus obligaciones.
Un buen maestro, no es aquel que se presenta solamente y da sus clases y se retira de la escuela; ese es un maestro negligente porque hace exactamente lo que se le pide. Un buen maestro es aquel que se toma el tiempo para platicar con sus alumnos, desarrolla sus capacidades y provoca un cambio de actitud en el alumno. Contribuye a la transformación de la comunidad donde trabaja, etc.
Una buena recepcionista no es la que a fuerzas tiene que atender a los que lleguen a preguntar por algún servidor público, por el hecho de que ya no había un lugar mejor para acomodarla. Esa, será una recepcionista inútil. Una buena servidora pública es aquella que atiende a las personas con una amplia sonrisa a los ciudadanos. Hace que la persona se sienta bien, aunque e ingrato funcionario no los pueda atender porque está en una reunión de trabajo.
En fin, es caminar la milla extra. Dar la otra mejilla, esa es la verdadera enseñanza de lo que a veces nosotros leemos sin entender.
Como buenos siervos, buenos trabajadores, buenos servidores públicos y como buenos gobernantes debemos tener por lo menos las siguientes características:
1.- No tenemos derecho de pensar en nosotros mismos, sino en las personas a quienes debemos servir. A ellos nos debemos.
2.- Que cuando hayamos hecho todo lo que se nos ha mandado, aunque haya sido el trabajo más duro y el sacrificio más costoso, será una pequeñez comparada con todo lo que hemos recibido no solamente de Dios, sino de las universidades públicas y hasta del propio gobierno.
3.- Simplemente hicimos lo que deberíamos de haber hecho, nuestro deber como siervos, y debemos de estar listos a reconocer y exclamar que; “Siervos inútiles somos”.
Ojalá cambiemos de actitud y dejemos de ser siervos inútiles. A nuestros amigos servidores públicos una recomendación: “hay que cerrar la presente administración a tambor batiente, hasta el último día hay que dar un esfuerzo extra a favor del ciudadano”.
Mi correo; guillotinakorayahoo.com.mx

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