SODOMA Y GOMORRA

Ya he tratado en otras ocasiones algunos temas relacionados con este tema de la destrucción de Sodoma y Gomorra, ciudades donde la decadencia de la moral del ser humano llegó a condiciones inimaginables para muchos de nuestros lectores.
Sin embargo, la situación moral que como sociedad vivimos en la actualidad, no es algo que tengamos que presumir al mundo, ya que estamos igual o mucho peor de estas dos ciudades que debido a la maldad de los hombres y mujeres que vivían en ellas, fue consumida por el fuego, siendo destruida y borrada su memoria sobre la faz de la tierra.
Dando seguimiento a esta historia que encontramos en la Biblia, lo peor que podemos encontrar es que no había ni diez personas justas para que Dios no destruyera esa civilización. Ni diez personas que valieran la pena en esas grandes ciudades llenas de riqueza materia, pero podrida moralmente hablando.
Esta vez quiere que mediten un poco en ¿Qué pasaría si nuestro país estuviera viviendo una historia como esta?
¿Cómo relataríamos esta historia desde la perspectiva de un cristiano?
Yo les voy a relatar la historia, que cuenta otra persona de cómo vivían sus gobernantes hace unos siglos y usted medite esa situación y tráigala con nuestros propios gobernantes, aquellos que deben buscar el bien común de la sociedad y que aun no lo han logrado. ¿Por qué no lo han logrado? Aquí podemos encontrar la repuesta:
Así que cualquier semejanza con nuestra realidad, es pura coincidencia. Nuestros políticos están muy lejos de hacer lo que aquí comentaremos, por lo que no hay alusión a ninguno de nuestros honestos políticos nayaritas o que trabajan en Nayarit aunque no sean de este estado maravilloso.
“Las continuas guerras que caracterizaron el reinado de Luis XIV fueron un mal para el ciudadano común solamente; para los chupadores de sangre que revoloteaban cerca de la corona, listos para sacar provecho de cualquier desastre, sólo fueron como una bendición.
¡Ah, esos parásitos! ¡Como sangraron a Francia! Chuparon hasta la última gota de sangre que cayó de la carne dolorida de la nación. Sí, y siguieron mordisqueando y arrancando la piel y los huesos, por si quedara todavía cualquier gota que se les hubiera escapado. ¡Chacales! ¡Bandidos!
Pero esa buena vida no podía prolongarse para siempre; llegó el día del ajuste de cuentas, y los villanos fueron llevados a juicio. Aunque no todos los villanos. Cuatro, que habían tenido bastante visión para escapar antes que resonara la trompeta del juicio final, salieron libres como el aire.
Y estos cuatros, de edad bastante avanzada y con más dinero del que pudieran gastar en el transcurso de diez vidas, decidieron abandonar todos los negocios y reunirse para buscar los mayores excesos de libertinaje y placer.
El peor de ellos y jefe del grupo era el duque de Blangis, un perverso bribón que a los cincuenta años de edad había probado por lo menos una vez cada vicio y crimen conocido por el hombre. ¡Ah, qué libertino! Era borracho, mentiroso, ladrón, sodomita, glotón y violador”
Al leer este libro y esta parte del texto, no pude negar que tiene cierto parecido con lo que actualmente vivimos los nayaritas, sin embargo, como dije al principio de mi columna: “cualquier semejanza con la realidad, es mera coincidencia”
Es triste la condición del ser humano cuando se aparta de Dios y mucho más, cuando esas personas tienen poder. Porque entre mayor poder tienen y con estos tipos de perversiones, mayor daño le hacen a la sociedad en general y el gobierno termina en ruina tanto material como moral.
Ojalá este no estuviera pasando en nuestro país y mucho menos en nuestro estado, pero es una realidad que no podemos negar, está delante de nuestros ojos.
¿Qué podemos hacer como ciudadanos? Mucho. Ustedes tienen la respuesta en sus manos, el poder de elección es suyo. Hay que ejercer ese derecho con responsabilidad y bien informado.
Sodoma y Gomorra fueron destruidos con fuego y azufre ¿y nosotros como seremos destruidos como ciudadanos con esta clase de políticos?
Mi correo; duranjavier_@hotmail.com