domingo, 15 de mayo de 2011

¿HAY ESPERANZA PARA MÍ?


El libro de San Marcos relata una historia muy interesante, de la cual podemos aprender mucho el día de hoy. En el capitulo 6 de este libro, podemos encontrar uno de los milagros más grande de Jesús: caminar sobre el agua.
Después del milagro de la alimentación de más de más de 20 mil personas, con solamente dos peces y 5 panes (ojo, eran 5 mil hombres lo que dice el texto, por lo que sumando mujeres y niños llegamos a la cifra de 20 mil que es la que comento); las personas empezaron a tramar entre sí, que había llegado el momento de coronar a Jesús como su rey. El razonamiento de las personas era el siguiente:
1.- “Jesús ha demostrado que tiene poder, y él puede librarnos de mano de los romanos” (Hay que recordar que los Israelitas eran esclavos de los romanos y que el gobernador impuesto por el imperio para subyugarlos era Poncio Pilatos).
2.- “Si Jesús es nuestro rey, el tiene el poder de sanar a los enfermos, por lo tanto todo será dicha y felicidad”
3.- “Jesús tiene la capacidad de alimentar a miles con solamente 5 panes y dos peces, por lo que nunca padeceremos hambre”.
Por supuesto que Jesús se entero de este “complot” y fue entonces que sucede nuestro siguiente milagro.
6:45 En seguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.
6:46 Y después que los hubo despedido, se fue al monte a orar;
6:47 y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra.
6:48 Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles.
6:49 Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron;
6:50 porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
Estos textos tienen enseñanzas maravillosas, en primer lugar el versículo 45 dice: “Enseguida hizo a sus discípulos entrar a la barca…”. No era bueno que los discípulos estuvieran escuchando a las personas que querían coronar a Jesús como un rey humano. Jesús venia a salvar al mundo del pecado y no a liberar de la esclavitud al pueblo de Israel. Vino a salvar a todo “aquel que cree en él de la maldición del pecado”. Por lo tanto, cuando algo malo hay en ti y eso te puede impedir la salvación, debes tomar de inmediato una decisión y cambiar el rumbo de tu vida.
ENSEGUIDA, rápido, no dejar que siga pasando el tiempo.
Los versos 47 y 48 también tienen una gran enseñanza para nosotros: “Y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él (Jesús) solo en tierra. Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario…
Estimado amigo que nos lees. Cuando uno se aleja de Dios, nos sucede exactamente como la barca de los discípulos. Llega el momento en que estamos solos en medio del mar, llenos de problemas porque los vientos nos son contrarios.
El ser humano por naturaleza busca la libertad y creen ciegamente que es estando lejos de Jesús que pueden ser libres.
“Hay que gozar la vida”, dicen algunos. “Cuando esté viejo, me acercaré a Dios, estoy muy joven para amargarme la vida”, dicen otros. Y se van tras la búsqueda de placeres, alejándose cada día más de la playa. Dejando a Jesús en tierra y ellos cada día más en medio del mar de problemas.
“Y al venir la noche”… cuando llegan los problemas al ser humano, se da cuenta que no hay nada que pueda hacer. Está metido por completo en el problema de las drogas y del alcohol. Su matrimonio está a punto de la ruina. No hay paz en el hogar, cada día los problemas parecen multiplicarse y no hay nada que pueda hacer para componer la ruta.
“Remar con gran fatiga”… es tratar de solucionar por nosotros mismos esos problemas, pero nada podemos lograr.
Hay muchos que han luchado por toda la vida y al final mejor deciden suicidarse porque se han quedado sin ganas de vivir. No encontraron la solución a sus problemas y mejor deciden quitarse la vida.
Sin Jesús nada somos en este mundo. Por eso, es importante recordar que Jesús nos ve.
“Y viéndolos remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles.
Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron;
porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
Cerca de la 4 vigilia, más o menos como a las tres o cuatro de la mañana, cuando la oscuridad todavía es más tenebrosa y ya nada se puede hacer porque nuestras fuerzas se han agotado, JESÚS se acerca a nuestras vidas, así como se acercó al barco de los discípulos. TENED ÁNIMO, YO SOY, NO TEMAIS, son las palabras de fortaleza que nos dice el maestro. Y en seguida sucede el milagro en nuestras vidas:
“Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban.
Estimado amigo, probablemente estés pasando por momentos de angustia, dolor y hasta desesperación en este día. Sin embargo, no estas solo. Invita a Jesús a subir a tu barca y aléjate de aquello que te separa de Dios. No te alejes de Dios, sigue el consejo divino que encontramos en San Mateo 6:33 y serás feliz: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas las demás cosas, os serán añadidas”.
Mi correo; duranjavier_@hotmail.com

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