martes, 26 de enero de 2010

UNA SOCIEDAD SIN CORAZON


ESCENA UNO.- Es medianoche. La pareja descansa ajena a cualquier peligro. Una muchacha entra en el cuarto en puntas de pies para no hacer ruido. Comprueba que los dueños de la casa duermen, apaga el sistema de alarma y prende la luz del corredor externo para facilitar la entrada de otros dos jóvenes; mientras ellos llegan, la joven busca guantes de plástico y medias femeninas para protegerse las manos y los rostros. Minutos después ingresan en el dormitorio y matan a palazos al hombre y su esposa.
Los que golpean a la pareja son los varones. La chica observa sin mostrar la más minima emoción. Una vez concretado el crimen, ella y uno de los muchachos, que es su novio, van a un motel para forjar una coartada.
A las tres de la mañana, la hija mayor de la pareja asesinada dirige su automóvil a alta velocidad. Ha estado en la calle y, antes de volver a casa, busca a su hermano menor, que se encuentra en un local de juegos electrónicos. Al llegar se topan con la escena de horror y sangre. Sus padres han sido asesinados con crueldad y violencia. La hija se desespera y maldice a las personas que fueron capaces de realizar semejante acto. Al día, siguiente en el cementerio, llora desconsoladamente y casi se desmaya.
Unos días después la policía descubre a los asesinos. Quien ideó el siniestro plan es la propia hija de la pareja. Sé, es la niña, que, en el cementerio lloraba desamparada el día del entierro de los padres.
¿Episodio de alguna película de terror? No. En realidad pura. Aconteció en una gran ciudad y la noticia dio la vuelta al mundo. ¿Qué sucedió en la mente de una muchacha de 18 años para cometer tan horrendo crimen?
Nadie lo puede explicar. Pero en el estado de Nayarit, también ha pasado este tipo de situaciones muy graves y muy lamentables, que desnudan el alma del ser humano.
Un libro milenario comenta lo siguiente con respecto a la conducta de las personas en estos tiempos que proclaman el fin de este mundo “desobediente a los padres, ingrato, impío, sin afecto natural Implacables…”
ESCENA DOS: Mientras el mundo entero despierta de la pesadilla y vuelve los ojos solidarios hacia los pueblos afectados por el tsunami devastador de 2004, la policía descubre a un grupo organizado que buscaba niños huérfanos con el fin de prostituirlos o sacarles los órganos para venderlos.
La opinión pública siente náuseas. Hienas humanas aprovechan el dolor ajeno para beneficiarse. ¿Puede alguien perder la última pizca de conmiseración? Los hechos, transformados en noticias, dicen que si.
“Yo mataría a esas personas” Podría ser nuestra respuesta a estos actos de crueldad del ser humano. Sin embargo, hay una sentencia que afirma: “Por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará”
ESCENA TRES: Una inofensiva ciudad de interior. La noche está más oscura que otras veces. Llueve a cantaros. Joaquín y su esposa regresan de una boda. Han sido padrinos y visten ropa de gala. Conversan felices, recordando episodios de su propio casamiento. Los años han pasado y ellos se aman más que nunca. Dios le había dado dos preciosos hijos. Aquella noche se habían quedado en casa con la niñera.
La conversación animada de los esposos es interrumpida por algo inesperado a esa hora de la madrugada. En la carretera solitaria hay una pareja en dificultades. Piden socorro. Aparentemente el vehiculo de ellos se ha averiado y necesitan auxilio. A pesar de la lluvia, Joaquín y su esposa deciden ayudar. Enorme error. En pocos minutos, Joaquín está muerto, con el rostro desfigurado por un tiro de escopeta. Verónica, su esposa, violada y agonizante, tardará años en recuperarse, y los dos pequeños hijos, huérfanos de padre a temprana edad, jamás entenderán por qué un acto de solidaridad recibió la muerte como retribución. Los delincuentes nunca fueron descubiertos.
¿Tendrías tú el valor de parar en la carretera y auxiliar a alguien después de conocer esta historia?
Los tiempos que vivimos son peligrosos. En estos días hay muchísimos hombres crueles, aborrecedores de los bueno, traidores, impetuosos, etc. Todo el mundo tiene miedo de todo el mundo. Nadie confía en nadie. Las grandes y pequeñas ciudades están llenas de pandillas en cada esquina. Los fuertes sacan provechos de los débiles. Los políticos se aprovechan de los ciudadanos.
Las grandes ciudades se han convertido en verdaderas junglas. Las fieras son los propios seres humanos.
Tú ves en las esquinas a niños pidiendo limosnas, mas adelante puedes ver a los explotadores de esas criaturas esperando el lucro diario.
¿Y las autoridades? ¿Pueden hacer algo por cambiar esta triste situación?
Yo creo que si. De hecho el DIF Nayarit está haciendo un reforzamiento de los valores de la sociedad. Sin embargo las cosas son cada día más difíciles.
¿Te quedan ganas de auxiliar a las personas? ¿O eres tú de los que se dedican a hacer el mal? ¿Qué podemos hacer como ciudadanos para cambiar las cosas? ¿O ya no hay remedio? Comentarios en el correo; guillotinakora@yahoo.com.mx
http://guillotinakora.blogspot.com/

No hay comentarios:

Publicar un comentario