martes, 26 de enero de 2010

NAYARIT EN TIEMPOS DE GUERRA


El niño mira aterrorizado al hombre de capucha negra. Se llena de pavor ante el arma que apunta a su cabeza. Tiembla. No tiene valor para volver los ojos hacia la botella con el líquido amarillo que sostiene en la mano izquierda. Se desespera y llora. Un niño de 6 años sólo puede llorar ante una circunstancia brutal como la que está experimentando.
-¡Bebe esa cosa o te mato!
La voz del hombre grande, sin rostro, suena amenazadora. Iván no tiene otro remedio. Bebe su propia orina.
¿Cómo encontrar palabras para describir este cuadro? ¿Qué hacer cuando lo que tienes delante de tus ojos es imposible de ser descrito por el exceso de crueldad? La palabra exacta sería ignominia. Tal vez oprobio. Quizá miseria, miseria del ser humano por la falta de valores que han orillado a la sociedad a un precipicio sin retorno.
Todo esto ocurre un miércoles 1 de septiembre del año pasado. Unos terroristas ingresan a una escuela, 32 para ser exactos y toman 1300 rehenes. Los invasores colocan a los rehenes en el gimnasio de la escuela primaria y riegan una enorme cantidad de explosivos para protegerse en caso de ser atacados por sorpresa. Los terroristas no le daban de comer a los niños y por tres días mantuvieron en jaque a las autoridades de esa ciudad. Algunos alumnos contarían después que fueron obligados a tomar su propia orina.
Viernes 3 de septiembre. Hace calor. Calor infernal. Los niños se sofocan dentro del gimnasio. Nadie se imagina la tragedia que se avecina. De pronto se oye la explosión de una bomba. Siguen gritos de angustia por todas partes. Las fuerzas especiales aprovechan el pánico y entran para tomar el control de la situación. Hay olor a pólvora, sangre y muerte. El aire que se respira es de terror, desesperación y miedo. El secuestro acaba. Resultado final: 376 muertos y 700 heridos.
El mundo está en guerra. La gente de sangre inocente se derrama por todos lados. Escenas de horror, mucho mas terribles que las que aparecen en las películas, son protagonizadas en diferentes países, a veces, por motivos banales.
El mundo en la actualidad vive la cultura de la guerra y no se trata de la lucha armada de un país con el otro.
Las personas también se pelean y se matan casi sin motivo. En México, la guerra no es contra otro país. Es una guerra surgida desde las propias entrañas de nuestro país. Guerra que surge en este país lleno de miseria y que ha resultado en nuevos 20 millones de pobres. Según estadísticas internacionales la mayoría de los conflictos internos, contemporáneos surgen en los países más pobres del mundo. Naciones que luchan contra el hambre y la pobreza, desperdician dinero y energía luchando entre hermanos.
¿Qué tipo de violencia vive nuestro país que afecta también a nuestro estado?
Andas con miedo, temes transitar por lugares oscuros cuando la noche llega. Hay barrios en tu propia ciudad donde no tendrías el valor de ir, aun cuando fuera de día. Eso quiere decir que la violencia urbana, la otra guerra sin cuartel, está presente todos los días en la experiencia del hombre de la ciudad.
Si piensas que la guerra sólo está en los países del medio oriente, estas completamente equivocado. En nuestro país el número de muertos a manos de la delincuencia organizada es mucho mayor que si estuviéramos en guerra.
La existencia de mafias encargadas del robo de camiones de carga, el narcotráfico de drogas que controla los barrios pobres, La mafia del trafico de armas y el contrabando ejercen poder en las fronteras. Y todo esto genera pánico entre los ciudadanos. Sin embargo, México no está en guerra.
En un país vecino, que no es el nuestro, un promedio de 500 secuestros relámpago por mes (más de 16 por día) hace que está ciudad sea de las mas peligrosas del mundo. Datos revelan que en esta metrópoli, la industria del secuestro mueve 70 millones de dólares al año.
Si en México existiera el acceso a la información que pregonan los gobiernos, nos daríamos cuenta que mas de la mitad de la población ha sido victima de la delincuencia, en cualquiera de sus modalidades. Si mostráramos nuestras heridas como país y estado, nos daríamos cuenta de nuestras estadísticas crueles; una realidad grotesca: la violencia diaria que se vive en las calles.
Nayarit, no está ajeno a estos problemas de violencia debido a la guerra interna que vive nuestro país. Sin embargo, pese a los lamentables acontecimientos sucedidos en los últimos días en nuestro estado, las autoridades de los tres órdenes de gobierno, están tomando las medidas pertinentes para que la violencia no explote en nuestras manos, y se termine la paz y seguridad que todavía gozamos los nayaritas.
Que todo vuelva a ser como antes, es el justo reclamo de la sociedad. Ya que el miedo se puede respirar por todo el estado.
Mi correo; guillotinakora@yahoo.com.mx
http://guillotinakora.blogspot.com/

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